Plegaria
Comencemos entonces, del corazón, pidiendo correcciones. Ésta es la verdadera plegaria, es decir, cuando “leemos” lo que está escrito en el corazón, cuando suplicamos a la Fuerza Superior, la fuerza del amor, que corrija nuestros corazones.
Es la plegaria que recibamos la fuerza de elevarnos de este mundo al espiritual. Es cuando verdaderamente queremos que ésta nos suba de los deseos egoístas y nos conduzca a las virtudes altruistas del otorgamiento y amor verdaderos.
Si lo exigimos, se escuchará nuestra petición, y esta pared, este muro, el Kotel (el Muro Occidental) tendrá que otorgarnos ese escudo protector llamado Masaj porque el Kotel es el Masaj.
Y en cuanto tengamos el Masaj, se construirá el Tercer Templo en nuestros corazones. Y en cuanto éste exista en nuestros corazones, podremos diseñar el Templo terrenal porque, entonces, cada parte del Templo terrenal constituirá un vínculo más en nuestra conexión con el Superior.
La plegaria verdadera es una sola: orar por el público. Si el hombre pide unirse con la colectividad, demanda que todos se conviertan en un solo cuerpo unido como un solo hombre con un solo corazón, y pide que toda la humanidad se conecte como un único e inmenso organismo. Entonces, se escuchará nuestra plegaria y se responderá.
Sólo una oración llega al Templo Superior y es sólo de ahí que nos llega la respuesta: la demanda que todos nosotros nos conectemos entre todos y que nos elevemos en la santidad. Es decir, que alcancemos las fuerzas espirituales y que logremos vivir en el plano espiritual.
Esperemos que logremos ver el día en que logremos ver y vivir la reconstrucción de Jerusalén y que, por encima de estos muros, se construya la ciudad que sea realmente una ciudad de santidad; que tenga la misma forma de su raíz espiritual-superior en el mundo de Atzilut. Y ésta es: la verdadera Jerusalén.
* El Rav Dr. Michael Laitman es máster en cibenética, doctor en filosofía y Cabalá, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel.
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